La incontinencia anal es un problema grave no solo desde el punto de vista clínico sino también desde el punto de vista social, lo que condiciona la vida habitual del paciente en sus relaciones familiares y laborales. En ocasiones la causa de esta incontinencia es una lesión de los esfínteres anales (músculos que controlan la deposición y emisión de gases) y esto requiere siempre cirugía.
En otras ocasiones los músculos esfinterianos están sanos (la ecografía endoanal es la técnica para su valoración) y en estos casos una cirugía no mejorara los síntomas. Para estos casos tenemos soluciones no quirúrgicas:
- La inyección de una sustancia en la pared del canal anal en dos o tres puntos y que provoca un almohadillado en el ano y aumento de presión a dicho nivel, lo cual evita la salida espontanea de gases o heces. Esta inyección se realiza en quirófano pero como técnica ambulante. Los cuidados postoperatorios son mínimos.
- La estimulación del nervio tibial posterior (tobillo) mediante un dispositivo especial que provoca pequeños estímulos en el nervio que se asocian con contracción de los esfínteres del ano. Es una técnica indolora, exenta de riesgos, no precisa ingreso. Se deben de realizar varias sesiones para mejorar la contracción esfinteriana.