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Categoría: Laparoscopia

Vesícula


La vesícula biliar es un órgano, una bolsita, en forma de pera situada debajo del lado derecho del hígado. Su función principal es la colección y concentración de un líquido digestivo (bilis) producido por el hígado. La bilis es liberada por la vesícula después de comer, ayudando a la digestión. La bilis viaja a través de unos tubos delgados (vía biliar) hacia el intestino delgado.
La colelitiasis es la aparición de piedras o cálculos (litiasis) dentro de la vesícula biliar. Cuando dichos cálculos producen síntomas se debe quitar la vesícula biliar con las piedras en su interior. La extracción de la vesícula biliar no se asociada a ningún daño de la digestión.Laparoscopia de la vesícula

El síntoma principal de la presencia de piedras en la vesícula biliar es el dolor, los cólicos biliares, también llamados cólicos hepáticos o de hígado. Los cálculos pueden obstruir la salida de la bilis de la vesícula, causando su inflamación y produciendo dolor abdominal agudo, vómito, indigestión, y ocasionalmente, fiebre. Si la inflamación aumenta y se infecta la pared de la vesícula biliar se produce una colecistitis, algo similar a una apendicitis pero en la vesícula biliar. Esta situación puede ser potencialmente grave si la infección persiste, se produce una colección de pus (absceso) o se perfora la vesícula, causando una peritonitis.

La ecografía abdominal es la prueba de elección para llegar al diagnóstico de la colelitiasis.

La extracción quirúrgica de la vesícula biliar es el tratamiento más recomendado y seguro para la patología de la vesícula biliar. Dadas las consecuencias que pueden acarrear la presencia de cálculos en la vesícula, esta deberá ser extraída cuando aparezca algún síntoma, sin esperar a que surjan complicaciones.

La cirugía consiste en practicar la extracción de la vesícula con sus piedras en el interior, sin abrir el abdomen (laparoscopia), accediendo al mismo a través de cuatro pequeños orificios por donde se introducen una cámara y el instrumental de disección, corte y sutura necesarios. Esto requiere una alta especialización técnica y tecnológica, de la cual no disponen todos los cirujanos ni todos los centros. Usando un trocar o cánula (tubo delgado) el cirujano entra en el abdomen a través del ombligo. Un laparoscopio (un fino telescopio) conectado a una cámara especial es introducido a través del tubo, dando al cirujano una imagen magnificada de los órganos internos del paciente sobre una pantalla de televisión. El cirujano trabaja mirando el monitor. Otras cánulas son insertadas para permitirle a su cirujano-ayudante separar delicadamente la vesícula de sus adherencias y extraerla a través de una de las aperturas. Después de que el cirujano haya extraído la vesícula, las pequeñas incisiones son cerradas con unos puntos.

A pesar de que se indique la laparoscopia y se inicie la intervención por esta vía, en un pequeño número de pacientes el método laparoscópico no es posible por la incapacidad de visualizar o manejar los órganos efectivamente. Cuando el cirujano decide que es más seguro convertir la cirugía laparoscópica a cirugía abierta, esto no es una complicación. Esta decisión significa buen juicio quirúrgico.

La extracción de la vesícula biliar es una cirugía abdominal mayor y se puede sentir algo de dolor, tampoco la nausea y el vómito son infrecuentes. Una vez que se toleran los líquidos o la dieta, los pacientes abandonan el hospital ese mismo día o al siguiente. La actividad depende de cómo se sienta el paciente.